Existe un grave problema en torno a esto en nuestra sociedad como es el abandono del deporte en la adolescencia. Múltiples estudios determinan que el abandono del deporte por parte de los jóvenes oscila entre el 30% y el 60%, siendo la edad crítica entre los 12 y los 14 años, edad en la que se suele producir el cambio del deporte escolar al federado.
Como consecuencia esto, el cese de la actividad física a una temprana edad genera el desarrollo de hábitos más sedentarios y de enfermedades como la obesidad infantil. Según un estudio realizado por la OMS, se determina que una de las principales causas por las que los niños y adolescentes tienen problemas de obesidad es por la disminución de la actividad física.
Conocidos estos problemas, es interesante indagar en las causas por las cuales los jóvenes abandonan el deporte y cuales serían las estrategias a llevar a cabo para que mantengan el hábito deportivo durante el mayor de tiempo posible.
Esta información, además, del claro hecho de que el funcionamiento psicológico de los deportistas es igual de importante que su funcionamiento físico, hace especialmente relevante la tarea del psicólogo deportivo para la disminución del abandono del deporte a una edad temprana. Este puede intervenir no solo a nivel de los mismos deportistas, sino con sus entrenadores y familias. En estos dos ámbitos se hace especialmente importante su actuación para disminuir el abandono del deporte, debido a que en muchas ocasiones la excesiva presión por parte de los padres y entrenadores, así como la mala gestión de los entrenamientos y del equipo en su conjunto como grupo, son algunas de las causas del abandono deportivo de los jóvenes. Por eso, es imprescindible actuar en ambos entornos. También el hecho de que deporte tal y como está gestionado en nuestra sociedad esté más enfocado en la competitividad que en el aprendizaje y disfrute de los niños, genera en muchas ocasiones rechazo por parte de estos hacia el mismo.
También, el abandono del deporte puede llevarse a cabo por la simple falta de motivación o de interés por el deporte que se práctica, dificultades para desplazarse a las instalaciones o la ausencia de estas, poca implicación por parte de los padres en las actividades de sus hijos, lo cual es crucial, especialmente cuando son pequeños, etc.
El trabajo del psicólogo deportivo en este ámbito es múltiple, para prevenir el abandono deportivo, entre otras cosas sería beneficioso dotar a los deportistas de habilidades para gestionar el estrés y la presión que implica la competitividad, trabajar aumentando su motivación con la práctica deportiva, mejorando las relaciones entre compañeros, en los deportes grupales, aumentando la autoconfianza, promoviendo el aprendizaje de valores, etc. Pero como hemos mencionado ya anteriormente, es necesario ir más allá del mero deportista, por eso también es importante intervenir con los entrenadores, para que estos posean las herramientas necesarias para mejorar la experiencia deportiva y, además, sepan gestionar las dificultades que se les pongan por delante. Aquí el psicólogo deportivo puede auxiliar de muchas maneras, mejorando las competencias y la forma de llevar a cabo los entrenamientos, en el control del estrés y la ansiedad, la concentración, aumentando la motivación, la autoconfianza y la autoestima, así como incrementando la adecuada comunicación entre los deportistas, algo muy importante en los deportes de equipo, y de estos con los entrenadores. También la familia es crucial para disminuir el abandono deportivo, puesto que la actitud de los padres frente a la práctica deportiva de su hijo y su forma de ayudarle en todo lo relacionado con la misma es muy importante, ya que son un gran referente para estos.
Imaginemos el caso de un chico cuyo entrenador de fútbol suele utilizar muchos términos negativos a la hora de dirigirse hacia él y sus compañeros, que les grita y utiliza términos despectivos cuando se comunica con ellos, premia más el resultado que el esfuerzo y en ocasiones cuando alguno no llega al nivel esperado lo humilla e infravalora delante de los demás. Además, imaginemos que los padres de este chico son muy exigentes con el y siempre esperan que obtenga grandes resultados, cuando van a sus partidos le gritan y presionan mucho desde las gradas y si no rinde como ellos esperan muestran su desagrado hacia él.
Todas estas actitudes y comportamientos negativos pueden generar un fuerte desánimo y rechazo hacía el deporte, viéndolo como algo negativo que genera estrés y frustración, más que una actividad divertida y gratificante. Es aquí donde la actuación de un psicólogo deportivo puede ser enormemente beneficiosa, aportando herramientas y pautas a todas las partes para mejorar aquellos aspectos que no estén enriqueciendo la experiencia deportiva y evitar así que la solución elegida acabe siendo el abandono del deporte.
Ariadna Bravo
Alumna en prácticas de Grado de Psicología de la Universidad de la Laguna